jueves, 23 de enero de 2014

De manera que es natural que el ser humano ambicione una vida libre.

Todas las cosas te son permitidas, pero no todas te convienen; todas las cosas te son permitidas, pero no te dejes dominar de ninguna. El Dios que levantó a Jesús, también te levantará con su poder. Eres el templo de Dios. (1 Corintios 6:12, 14 y 19)  

Sé que no es una, sino dos oraciones pesadas para empezar un blog totalmente desconocido pero, ¿qué puedo decir? Su espíritu mora en ti. Fue en un respiro y, "boom!" La Creación del Mundo (ahí estamos incluidos/as). (Génesis 1 27-28)

La facultad de obrar o de no obrar según tu inteligencia y antojo, o mejor con cariñito te digo, necesidad. La construcción de un edificio jamás será escuela sin salones, maestros ni alumnos. Obrar es construir, no es un fin, es un medio. De esto se compone el cuerpo. De lo físico y de los órganos. El cuerpo interrumpido por lo visible e invisible. 

Me he propuesto conquistar cada día con confianza y franqueza. Enfrentar la vida con responsabilidad. Noviembre y diciembre fueron duros. Solo quiero ser libre en Dios. Ese es mi mantra para el 2014: Libre en Cristo.

Ha llegado enero, el nuevo año y... ¿qué falta? Dicho todo esto aun no hay objetivo ni punto. Y es justamente eso. No es un objetivo lo que buscamos, es una estrategia. ¿De qué vale un objetivo sin una estrategia? Llegué a la meta con coraje, perdida, sin estrategias y al final me dije: "Me estoy perdiendo de la mejor aventura del mundo." Así, como tal vez te sientes tu, habiendo completado todas tus metas y todo lo propuesto te sientes vacío. Lograstes el objetivo sin estrategia. Es decir, llegaste al destino y no sabes como. 

Así fue que entonces llegué a la siguiente ecuación Libertad > Dios = Osada Libertad. Quiérese decir, haberse tomado una familiaridad sin ser franco/a, sin ser fiel. El privilegio que te otorgas a ti mismo, y como a veces me digo yo: "me tomé la libertad." Y como muchos vamos, levantamos la bandera de libertad. Preparamos el ego con riqueza y poder. Sí, por qué la sociedad dice que el dinero es poder y el poder es mayor que la salud y la libertad.

Cuando una pequeña adversidad nos asalta, estamos prontos a desalentarnos y a buscar consuelo humano. Si como hombres de valor nos esforzáramos y nos mantuviéramos firmes en la batalla, sin ninguna duda que sentiríamos cómo Dios nos ayuda desde los cielos. Thomas A. Kempis

Pero entre esto y lo otro me toca el corazón escribir de una atadura en específico. Esas dependencias que creemos son aceptadas por el espíritu y no lo son. Y al final se ve el fruto, o mejor dicho, no se ve. (Gálatas 5:23-24)

Creía que estaba disfrutando. Que estaba en la aventura. Y no, estaba más perdida que un juey bizco como dirían nuestros/as abuelos/as. Me tomé la libertad.

Al ser creados se nos da dominio y potestad. Sí, se nos da poder. Se nos da una vida libre y de poder en medio de un mundo. Y con tanta libertad, con tanto espacio para ambición y poder. "Ahí está el detalle..." como decía Cantinflas. Comienza a fluir ese ego de querer más. Ese ego de éxito disfrazado de dinero. El ego de un mundo muriendo de hambre y uno quejándose por tonterías. El mal comienza cuando se piensa en la riqueza (externo) y nos olvidamos de los frutos, de obedecer a Dios. Nos tomamos la libertad de utilizar el poder y acabamos por tener muchos problemas y sufrimientos. (1 Timoteo 6:10)

De la manera en que es natural que el ser humano ambicione una vida libre. Esta vida libre se nos fue dada por el mismo Dios. Lo que verdaderamente distingue la osada libertad de la libertad es la obediencia con la que puedes humildemente pedir a Dios que desate en ti libertad interna y te dote con fuerzas para no hacer lo que quieres, sino hacer lo que debes. En este proceso estoy.

Libertad. A esto han llamado los grandes revolucionarios. A poseer la facultad de construir en nuestro interior, responsablemente, una libertad interna que nos capacite, desarrolle y cambie. Eso quiero la facultad de construir en mi interior, responsablemente una libertad interna que me capacite, desarrolle y cambie para lo próximo. Para vivir glorificando el nombre de Dios.

Somos dueños de nuestra vida cuando cada día conquistamos la libertad, que no es un fin sino un medio para conectarnos con quienes somos. Con el templo en el cual mora el espíritu de un Dios real que te creó para que ambiciones al Hijo que te hace libre. Si lo ambicionas, de seguro serás libre. (Juan 3:36)

Yo lo ambiciono, lo declaro, soy libre.