jueves, 25 de julio de 2013

Sí a la vida

Escribí esta entrada hace unos meses atrás en otro blog. Quiero compartirlo nuevamente.


Hace casi cinco años, precisamente en octubre de 2008, dije sí a la vida. Confié y creí en Dios y Él cumplió Su promesa. Tardó pero cumplió.

Al principio no veía la luz. Me encontraba en lo más profundo del abismo, luchando con la culpa, el fracaso, la vergüenza, la amargura, el odio y la oscuridad.

Tenía varias opciones. Una de ellas, el aborto. De entrada a la clínica, un lobby como en cualquier otra oficina médica. Fue cuestión de llenar los documentos, pagar en efectivo y "ahora que pa' luego es tarde." Tras bastidores me convertí en testigo de cinco mujeres que descansaban en sillas gigantes luego del "trámite". Todas en batas de papel blanco, hablando unas con otras como si fuese un "girls night out". Abortar es algo totalmente normal.

- "Carolina Ruiz" llamó la enfermera.

Era mi turno. En mi interior florecía la vida pero me rodeaba la muerte. Aumentaron mis palpitaciones. Me ordenaron a quitarme la ropa que llevaba y me dieron la bata de papel. El sudor comenzó en mi frente y terminó en la punta de mis pies. Me acosté en la camilla mientras me hacían un último sonograma para proceder. Mis ojos no paraban de llorar. Sentía como el Espíritu me alentaba. Mis valores no me permitían estar tranquila.

La enfermera se acercó sonriente y me dijo al oído: "Tu quieres a tu bebe." Dios utilizó a esa mujer y donde quiera que esté yo la bendigo.

Simplemente dije: "Sí a la vida".

Para muchos me convertí en una vergüenza. Seguramente pensaban: "Con el talento y futuro que le espera, luego de tanta preparación, tanta inversión, tanto sacrificio, lo tiró todo por la borda. Perder un título de belleza, una corona y ofertas para competir en Miss Mundo Puerto Rico más WAPA dándole la ronda... Definitivamente un fracaso."

Otros se burlaban de mí mientras me leían el siguiente versículo bíblico: "La bendición de Jehová es la que enriquece y no añade tristeza con ella." Otros me decían: "¿Dónde está Tu Dios?"

Muchos me dieron la espalda. La soledad y desesperanza irrumpieron mi vida.

Me aferré a Romanos 10: <Dios no deja en vergüenza a los que confían en Él.>

Hoy es otro cantar. Cada amanecer es un día que se nos otorga. Donde quiera que me encuentre con orgullo levanto mi cabeza. Piso firme pues mis manos están repletas: Soy una mujer bendecida. Cuento con una familia que me apoya incondicionalmente y un hombre de Dios que me ama, respeta y siempre da el 100% por el bien de nuestra relación. Estoy segura de que Dios me ama pues me regaló el más hermoso de los milagros: Ianmarcos. Mi hijo cambió mi vida. Me salvó de la Carolina que era. Por medio de él, me acerqué más a mi Señor y hoy soy salva.

La decisión que tomé en aquel momento ha traído grandes consecuencias a mi vida. No ha sido una carrera fácil. Las luchas son diarias y constantes. Pero aprendí en la palabra a no afanarme por el dia del mañana pues el traerá su propio afán. Vivo el día a día al máximo. Aprendí a amarme, perdonarme, a confiar nuevamente en mis capacidades y a soñar.

Tal vez alguien que conozcas (o tu misma) está pasando por un proceso similar. Quiero recordarle, queridos lectores, que el Señor está con ustedes en todo momento, al igual que estuvo conmigo. En un mundo donde lo correcto es descartar a personas por medio de abortos quiruúgicos, es difícil decidir. Pero la gran verdad es que no estás sola. Al igual que yo, hay miles de mujeres en el mundo que dijeron Sí a la vida, tu puedes formar parte del grupo heroínas.

---El aborto es un secreto a voces---
---El carácter es lo que somos cuando NADIE nos ve---
---La vida es hermosa---  
***Sí a la vida***

lunes, 22 de julio de 2013

Sin Cristo no hay pon pa'l cielo

Habiendo leido Isaías 53 quedé atónita. La verdad estoy en una larga búsqueda del significado bíblico de muchas cosas. Soy así. Simbólica y extraordinaria (literalmente). Le busco las diez patas al gato y demás está decir que en un final Su verdad siempre me sorprende.
Te has dicho alguna vez: "Ya nada me sorprende." "Que eso no te sorprenda." "¿Por qué te sorprendes si sabes como son las cosas?" Yo sí. De niños todo nos sorprende, luego en la madurez secular transitamos el camino de la vida creyendo que ya lo hemos visto todo. Que pena, ¿verdad? Un mundo, una galaxia, un universo entrelazado en la creatividad milagrosa y aun así ya nada nos sorprende. Ni el amanecer, ni la puesta del sol, ni lo alto de las montañas, ni el cantar de los pájaros, ni el azul del cielo... ¿qué nos ha pasado? ¿Se detuvo el tiempo acaso? ¿Que nos pasó humanidad que fuimos capaces de dejar de sorprendernos?
Hace unas horas leí a alguien describirme como: "Ella es diferente y poco convencional. Todo lo hará diferente ya que es su forma de expresar autenticidad." Que lindas son las redes sociales. Son todo un mundo. Esto me motivó a rebuscar entre mis más profundos sentimientos, sueños y anhelos quién soy. En la búsqueda me aburrí. Así que opté por irme a rebuscar mejor en la Palabra del que nunca falla.
Entonces recordé cual es el boleto de entrada al cielo. De buscar en lo profundo de mis entrañas llegué al cielo. Así soy. Notablemente extraña. Jesús nos dice que tenemos que ser niños para ir al cielo. Bam! Y eso, querido lector, me sorprende.
Parentesis, antes querrás que te cuente un poco de quién es Jesús. Corto y preciso: Jesús es el Hijo de Dios, es Dios mismo encarnado. Un Dios todo poderoso que envió a su único hijo unigénito a morir en la cruz (una de las muertes más aberrantes de la historia) por el perdón de nuestros pecados. ¿Punto final? No. Al tercer día resucitó. Jesús venció la muerte para vivir en nosotros por medio de Su Santo Espíritu. Esa es mi breve y corta descripción de quién es Jesús. Y detrás de esa corta descripción, me queda toda una eternidad por descubrir al Maestro.
Continuamos. Recuerdo que desde niña cantaba en las misas de mi colegio un corito bien pegajoso que decía así: "Tienes que ser un niño, tienes que ser un niño, Ooooh, tienes que ser un niño para ir al cielo, al cielo con mi Cristo." ¿Cuántos cantaron el corito mientras lo leían?
Desde que tenía 4 años sabía que tenía que ser un niño (en mi caso una niña) para ir al cielo pero no lo había entendido hasta que conocí a Cristo, morí y volví a nacer en Él. Ningún sacerdote ni pastor me ayudó en el proceso. Fue algo que me tomó 20 años de sufrimiento, confusión, estudio, gozo, pruebas y comunión, pero llegué.
La verdad es que me entristece un poco de los colegios católicos que teniendo tan de cerca miles y millones de niños solo le enseñan a repetir canciones y oraciones sin profundizar en la verdad de conocer a Cristo, de ser como Cristo, de amar a Cristo, de ser discípulos de Cristo, de vivir como Cristo.
También pienso en mis hermanos y hermanas cristianos evangélicos y de otras denominaciones. Piden que levantes la mano, pases adelante para que repitas la oración del pecador y "cha-zam" ya eres salvo y entraste al cielo. No lo tomen a mal, quién confiesa que Jesús es Su Salvador sí es salvo, pero ser discípulos de Jesús y vivir en la voluntad de Dios no tiene nada que ver con la oración que muchos hicieron hace 3, 10, 25 o 40 años atrás. El arrepentimiento es un suceso genuino que viene por medio de conocer y reconocer a Jesús para morir y volver a nacer.
En el proceso queridos hermanos, se siguen perdiendo almas y en otras palabras y aunque suene fuerte: Sin Cristo no hay pon pa'l cielo.
Esto es chocante mi gente. Esto me sorprende y como decía anteriormente, me sorprende más aun al antídoto que nos da Jesús: tienes que ser un niño(a). Rápidamente repasemos las cualidades de un niño:
1. Tienen la capacidad de maravillarse.
2. Tienen la capacidad de perdonar y olvidar.
3. Son humildes.
4. Tienen la capacidad de ser dependientes.
5. Tienen la capacidad de confiar.
De cada una de estas cualidades puedo escribir un libro. ¡Que lindo es el Señor Jesús! Nos simplifica la vida mientras nos dice: "Te amo, ven a mí, maravíllate por lo que haré en tu vida, perdona, arrepiéntete y olvídate de lo que pasó, imítame y sígueme, depende solo de mí, confía en mi yo jamás te defraudaré. Si haces todo esto en el cielo te veré."
Si te atreves, solo si te atreves a darle una hora a Jesús él prometió cambiarte la vida, hacerte nuevo, vivir en ti para así adorar juntos al verdadero Dios eternamente. Exagerado amor es este. Sin Cristo no hay pon pa'l cielo mi gente así que: SORPRÉNDANSE.

lunes, 8 de julio de 2013

Un abrazo mágico.


Virginia Satir, terapeuta familiar, explica que se necesitan diariamente 4 abrazos para sobrevivir, 8 abrazos para mantenernos y 12 abrazos para crecer como personas. El abrazo es un medio terapeutico. 

En el hogar un abrazo diario fortalece relaciones y disminuye las fricciones. Cuando abrazamos tenemos el poder de sanar la depresión, reducir la tensión, brindar seguridad y protección, fortalecer, rejuvenecer, inducir el sueño y descanso. Todo sin los efectos colaterales de los medicamentos. 

Para los que encuentran dificultad al hablar, el abrazo es un forma de comunicarnos sin palabras. Aliento, apoyo, alegría, reconciliación y amistad. Un abrazo es algo especial. Ya sea el abrazo del oso, abrazo oriental, abrazo de tres, abrazo de costado, abrazar nos brinda sentido de autovaloración y el reconocimiento de cuan valiosos somo.

Hay algo en un abrazo espontaneo, tierno y sincero que estremece el corazón. En un abrazo podemos compartir tanto la alegría de un amor fraternal como la empatía en momentos de dolor y pérdida. ¿A quién debemos abrazar? A nuestra pareja, hijos, familia, amigos, compañeros de trabajo, algún conocido o desconocido, alguien en necesidad... En fin, ¡a todos!

Recuerda: ¡Abrazar es magia, salud y vida!