sábado, 1 de marzo de 2014

Este es el reto.

La persistencia nos lleva a la consistencia.


Existe una relación muy estrecha entre amar a Dios y vivir de acuerdo a sus mandamientos. Cuando lo amamos, y escuchamos su palabra, somos capaces de obedecer sus enseñanzas. La base de la vida cristiana moderna es guardar la palabra de Dios es nuestros corazones y en nuestras mentes, así como Él le mandó a los hebreos en los tiempos de Moises. 

Amar a Dios con todo el corazón, con todo el alma y con todas las fuerzas produce obediencia. (Deuteronomio 6) Cuando atamos este principio a todas las áreas de nuestra vida, nos preparamos para enfrentar las pruebas que se levantan en nuestro diario vivir. 

Una de las maneras más simples de hacer esto es establecer un patrón de tiempo y estudio diario de Su palabra. (Y esto, es lo más "tricky"). Permanecer diariamente fieles al tiempo de Dios es un reto. 

Me pregunto si,
¿Es Dios importante para ti? 
¿Su palabra es importante en tu vida?

De ser así, (y para mi ambas preguntas son un sí rotundo) debo y debemos sacar un tiempo íntimo y personal con Dios. Esa debe ser la prioridad de cada día. No importa si escoges el día o la noche, lo importante es persistir cada día hasta ser consistentes. (Si un día fallas, recupéralo al día siguiente. O sea, nuestro Dios es un Dios de perdón y amor. Él no te va a condenar por que faltes uno, dos o tres días cariño.) Lo importante es recuperar el tiempo con Dios.


Si ya tienes la hora, lo que falta es el lugar. Libre de distracciones, por favor. 
Quiet time. 

Como en cualquier relación, el balance es vital. No podemos sentarnos a leer 5 horas de la palabra sin antes orar. Recuerda que la palabra fue escrita por revelación del Espíritu de la verdad. Ora unos minutos antes de tu cita con Dios. Pídele que sea tu guía durante ese tiempo. Ora, lee, toma notas de lo que Dios te dice a través de la palabra. Luego ora en respuesta a la palabra: confiesa, agradece, alaba, has peticiones e intercede. 

Sé persistente hasta que seas consistente. La meta debe ser la consistencia, y no la cantidad. La clave es comenzar con unos minutos diarios en vez de largos periodos devocionales cada ciertos días.

Enfócate. 
Enfócate en la Persona con la que te vas a encontrar.
El enfoque es mejor que el hábito. 

Cuando hacemos una cita con la persona que más admiramos, no permitimos que nada ni nadie se interponga. Una cita con Dios es así o más importante. 

Él te ha creado para que te encuentres con él.