miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sal corriendo

Razones por las cuales tu pareja o tu deben salir corriendo de la relación en que están:


1. Mentiras

Las verdad edifica y la mentira destruye. Si estás en la relación en la que no puedes decir la verdad o estás constantemente siendo engañado/a, mi sugerencia es que salgas corriendo de ahí ahora mismo.


2. Adicciones

Quien se esconde en sus adicciones, se esconde en sus vacíos. Ningún ser humano tiene el súper-poder de llenar los vacíos de otros. Las adicciones ya sea a drogas o alcohol son conductas que pueden desencadenar efectos negativos en la salud de la persona y en el componente familiar.

3. Maltrato

Las personas inteligentes, tratan bien a quienes le rodean. El abuso en una relación de pareja, aun cuando surge en una relación de novios, es un patrón que utilizan algunas personas (desde jóvenes hasta adultos) para controlar a su pareja. Se trata de todo tipo de violencia física, verbal, emocional y sexual que amenaza el bienestar de la persona a quien se maltrata.

4. Ira

Maneja la ira antes de que te maneja ella a tí. El no tener dominio de las emociones puede afectar grandemente la resolución de conflictos en una relación. Es por eso que si identificas que tienes un problema de manejo de emociones que resulte en ira, debes buscar ayuda y posponer cualquier tipo de relación. En un final si no tienes manejo de ira, la relación podría terminar bastante mal. Sal de ahí antes de que adentres aguas profundas. 

5. Codependencia

No hay amor suficiente que pueda llenar los vacíos de una persona que no se ame a sí misma. Una persona codependiente necesita afecto y amor todo el tiempo. Es importante aclarar que en una relación las personas no están juntas por que lo necesitas, sino por que así lo decidieron. No confundamos la codependencia con el hermoso regalo del verdadero amor. 

6. Evitar

Leí en algún lugar que el arte de la vida es evitar el dolor. Se lee lindo, pero no real. La persona perfecta no existe pero es importante que en nuestra relación tengamos la libertad de hablar de las cosas que nos afectan sin ser evitados. Si sientes que la persona con la que compartes una relación te evita cada vez que van a hablar de temas importantes para la salud de ambos, entonces estás en una relación en la cual no fluye la comunicación libremente. La comunicación la libertad de decir la verdad. Ser coartados de esta libertad en una relación puede redundar en darle largas a asuntos que debieron ser resueltos hace tiempo. 

7. Control de poder

Tomás Macaulay dijo que la prueba suprema de virtud es poseer un poder ilimitado sin abusar de él. Para tener una relación saludable, como dije anteriormente, debe existir el componente de la libertad. Cuando poder confiar libremente y vivimos una vida de confianza experimentamos la verdadera libertad. Lo opuesto de la libertad es en control de poder. Cuando alguien quiere controlarte lo hace diciéndote qué debes comprar, con quién debes hablar o a dónde puedes ir. Esto es señal de que algo no anda bien en la relación así que: sal corriendo de ahí.





8. Falta de límites

Un límite es una linea o borde que nos separa de los demás seres humanos. Los límites emocionales nos ayudan a tener una idea más clara de quienes somos y nos ayudan a mejorar nuestras relaciones con los demás. Los límites sanos nos protegen del maltrato y la falta de consideración de los demás. Es importante hablar con la pareja de cuales son los límites que se establecerán en la relación. Eso incluye el trato entre ellos y también el trato con terceros. Si estás en una relación en la cual los límites se ven afectados constantemente, hable ahora, calle para siempre o salga corriendo de ahí.

9. Egoismo

El egoismo no es amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo. En una relación de pareja las personas egoístas tienden a importarle muy poco los sentimientos o circunstancia del otro. Eso es peligroso. Es importante establecer la importancia de ponernos en los zapatos de otro y llenarnos de empatía. A veces cuando se pierde, se gana. Si estás en una relación en la cual sientes que no eres comprendido, atendido o protegido: sal de ahí, right now! 


10. Pasivo

Pasivo y pacificador, no es lo mismo ni se escribe igual. Un pacificador es una persona que mantiene la paz y la calme ante cualquier situación en la vida. En cambio, una persona pasiva simplemente no tiene acción. Espera a que las cosas lleguen o pasen. Eso es un grave problema, ya que para que una relación sea fructífera y exitosa ambas parejas deben ser pro-activos y eficientes. Si estás en una relación en la cual tu pareja no hace nada, espera a que las cosas le caigan del cielo como por arte de magia: sal de ahí corriendo, pero bien rápido.


Estos problemas se dan en relaciones de noviazgos y pueden agrandar sus efectos en el matrimonio. El matrimonio es un pacto para toda la vida y debe ser respetado y considerado como tal. Por lo que si actualmente estás en una relación que presente alguna de las características mencionadas anteriormente mi consejo es: detente, piensa y haz lo correcto.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Cenicienta

"Estamos cautivados por la idea romántica del matrimonio y cegados a la realidad. Quedamos fascinados con la Cenicienta, pero no con lo incómodo que sería usar zapatos de cristal por los próximos cincuenta años."

- Pamela Paul (Gen X)


Conjunto con mi adicción a la serie Homeland, me la he pasado los últimos dos días comiéndome las páginas de un libro que ha bendecido mi vida. Se titula: Rompiendo con el ciclo del divorcio de John Trent. Sí, tiendo a marcar un contraste. Como blanco y negro. Como mesa y manzana. 

La frase de Pamela Paul la tomé del libro de John Trent. Estoy maravillada. Ya sabemos que la familia es el nucleo de la sociedad. También sabemos que la familia compone la comunidad, la comunidad compone un país y los países componen el mundo. Por ende, como Efecto Mariposa, lo que haga en Puerto Rico se sentirá en Japón. 

Vengo de un hogar que forma parte de la estadística de divorcios. Quiero aclarar que no creo en el divorcio y que no lo veo como algo normal. Tiro a lo cursi. Creo que el matrimonio es para toda la vida. Pero para que se de algo así primeramente hay que estar conscientes de lo que significa. 

En julio de este año me casé con el amor de mi vida. David y yo estamos seguros que queremos estar juntos por siempre. También estamos consientes, desde antes de casarnos, que el matrimonio no es un cuento de Disney y que mucho menos resolverá los problemas que arrastramos de nuestra niñez y juventud. Un matrimonio (mal llevado) podría en fin, empeorar las cosas. Gracias a Dios pudimos desde un principio establecer las bases para llevar una relación sana y beneficiosa para ambos. Y no, no ha sido un cuento de hadas.

Mantener buenas relaciones es como hacer arte. Imagina que te sientas frente a un cuadro para dar inicio a la obra maestra de tu vida. En el proceso puede ser que te desvíes mientras añades y quitas, pero el fin es el mismo: crear algo que inspire.

Desde que conocí a David entendí lo que él inspiraba en mi vida. Sabía que no sería fácil pues definitivamente no tocó la puerta para probarme el zapato de cristal. Pero la meta era la misma: amar y ser correspondidos. Esa oración de cuatro palabras conlleva masiva profundidad, así como la de un iceberg. Una cosa es lo que dice en la superficie, otra es lo que representa en la profundidad. 

No fue cómodo poner las cartas sobre las mesas, pero logramos hacerlo. David viene de un hogar maravilloso. Sus padres y sus hermanos son personas que amo, admiro y respeto. De cierta forma ha sido un nuevo comienzo para Ianmarcos y para mi. Pertenecer a una familia imperfecta pero conjuntamente perfecta. Es decir, una familia de matrimonios para toda la vida.

En cambio, provengo de una familia en la cual el divorcio se ha dado por generaciones. Así que el libro  cayó como anillo al dedo. Si casi más de la mitad de las personas que se casan se divorcian, doy por sentado que no soy la única hija adulta del divorcio. 

En el socavón de un divorcio se dan muchas cosas. Mi objetivo es plasmar una verdad indiscutible: el divorcio no es algo normal. El divorcio afecta y enferma. Expreso libremente mi humilde opinión por muchas razones, la más importante es por que tengo fe en la humanidad. Mi prójimo me inspira a amar. Mi prójimo me inspira a luchar. Mi prójimo me inspira a perdonar.

Muchas veces soñamos con provocar grandes cambios en el mundo y perdemos de perspectiva lo que tiene real valor: la familia. Podría tener todo el oro del mundo pero si no tengo a Dios, a mi esposo y a mi hijo, nada tengo, nadie soy. 

A pesar de mis largas confrontaciones con la desconfianza, la culpa, las malas decisiones y la procrastinación, logré ver por encima de todo eso. Logré entender que aunque venga de un hogar en la ruina tengo la oportunidad de tener el hogar en la roca. Logré ser cautivada por la verdad.

Si les digo que logré esto por mi misma, mentiría. Fue junto a mi mejor amigo Jesús que rompí con ciclos que mantenían mi vida rumiando en la mendacidad. Delicias son las promesas de mi Padre. Desde el primer día David y yo entregamos nuestra relación a Dios. Oramos, presentamos y encomendamos nuestra unión a Su voluntad. 

Toparme con frases como la de Pamela Paul es disponer del combustible que satisface el carruaje de nuestro matrimonio. Una vez más escribo de la fascinación provocada por la esperanza que he puesto en Dios y la fidelidad que tengo asegurada en Él. 

Me quito el vendaje y a la fantasía devuelvo el zapato de cristal que durante largo tiempo guardé, esperando que su par se me fuera restituido.

"y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." - Jesus


¿Quién quiere que seas feliz?

Carolina


jueves, 12 de septiembre de 2013

Sé a dónde recurrir.

Fueron muchos los días, semanas y años que luché sola con mis debilidades y con el deseo transformar mi vida. La verdad, muchas veces me desanimé pues no veía el progreso. En mi naturaleza estaba el ser dura en mi relación con las personas, lo que no es una virtud para una mujer que desea inspirar a otros. Aún así, creí que Dios me había llamado a servir y ministrar. Como me llamó, me llenó del deseo de hacerlo. Así que intenté cambiar. Ser buena gente y amable. Daba mi todo por el todo por controlarme y tener dominio propio.

Aunque en muchos aspectos he mejorado, hay momentos en los que emerge mi verdadera yo. Estoy más que segura de que en esos instantes las personas que me rodean han dicho: "De ninguna manera Dios ha llamado a esta mujer."

Quería creerle a Dios y a lo que Él había puesto en mi corazón, pero en cuanto me ponía a escuchar lo que pensaran los demás, dejaba que esas opiniones me afectaran. También le presté atención al engaño de los malos pensamientos, que me daban inventario fijo y diario de lo incapaz que era. Me recordaba una y otra vez de cuantas veces había fracasado y eso me frustraba grandemente.

"Carolina, Dios te está llamando. Lo único que espera es que abras la puerta." Durante mucho tiempo recibía mensajes de esta índole. También me pasaba que conocía personas en distintos lugares que me daban el mismo mensaje departe de Dios: "Eres una mujer de influencia y tus manos son manos de sanidad."

Cuando sueñas en grande, dudas en grande. No tomes a mal esta oración. Durante mucho tiempo me di con la dura realidad de que la duda se había convertido en mi pan de cada día. Recurría a ella para todo: desde la ropa que me pondría en el día, lo que iba a comer, si estudiaba o no, de las personas que me rodeaban, de la iglesia, hasta de Dios. Dudé que el llamado y la promesa de Dios no era algo posible en mi vida.

Me convertí en una persona dudosa. Veía que sembraba y que no cosechaba, por que todo lo sembré con duda. La duda estructurada me llevó al doble ánimo. Me convertí en una persona inconstante en todos mis caminos. Hasta que una mañana me senté a analizar a dónde recurría en mis buenos y malos momentos. Me di cuenta que mi peor enemigo eran mis pensamientos. Constantemente me repetía las siguientes frases:

Soy insegura
Soy inestable
Soy una cobarde pues emprendo nada y lo que emprendo no lo termino.
Me he abandonado
Soy inconstante
Soy indecisa
No confio en nadie
Vivo sospechando de todos
No creo que Dios hará lo que dijo

No necesitaba que los demás me dijeran lo que no podía hacer si yo misma me lo decía CONSTANTEMENTE. Como dije anteriormente, parte de estos pensamientos equivocados estaban arraigados a mi crianza y a las decisiones que había tomado en mi juventud. En cuanto al divorcio de mis padres, ese es otro blog.

Busqué ayuda. No es lo mismo que te lleven por qué necesitas ayuda a que tu misma digas: "Necesito buscar ayuda." El diagnóstico fue severo pero el resultado valió la pena.

Aprendí que mi condición era real. Decidí amarme, valorarme y respetarme tal cual era. Emprendí un proceso de sanidad el cual me llevó a tratar directamente con la raíz del problema y cambié mi mente con la ayuda de Dios. Ahora cosecho por que cuando siembro, siembro confiada de que mis buenos actos tendrán buenas recompensas. Ya no soy insegura, ahora soy una mujer segura y maravillosa. Ya no soy inestable, ahora soy una mujer estable y esforzada. Ya no soy una cobarde, ahora soy una mujer valiente que vive para ayudar al prójimo. Ya no me abandono, ahora me amo tal cual soy. Ya no soy inconstante, ahora soy realista. Ya no soy indecisa, ahora tengo carácter y autoridad. Ya no soy desconfiada, ahora amo y confío en las personas. Ya no sospecho de los demás, por qué sé que es Dios quién me cuida. Ahora creo que lo que Dios dijo que iba a hacer, Él hará.

Fueron muchos los años en los que me sentía como una buena para nada. Navegando en dos aguas. Un día sintiéndome bien, otro día sintiéndome mal. Hoy le doy gracias a Dios por que siempre lo tuve a Él como lugar seguro a donde recurrir. En aquella oscuridad no veía los momentos en los que Jesús tocó mi puerta para acompañarme. Pero hoy estoy segura de que si vivo una vida plena y en abundancia es por que hace más de 2,000 años Él dio su vida en sacrifico para el perdón de nuestros pecados y que derramó su sangre santa y preciosa para sanar nuestros cuerpos, mentes, almas, espíritus y corazones.



Me gusta compartir parte de mis experiencias porque así como hay personas que me han escrito diciendo que el mensaje llegó a tiempo, sé que deben haber otras por las cuales muevo mi mente, corazón y dedos a redactar lo que un día fue. Hay esperanza. Las cosas pueden cambiar. Ese siempre será el objetivo de cada entrada.

Acepto que aun navego en pensamientos que me llevan en múltiples ocasiones a creerle a la duda, pero no como antes. Cuando la duda me toca la puerta ya sé a quién recurrir.