sábado, 14 de septiembre de 2013

Cenicienta

"Estamos cautivados por la idea romántica del matrimonio y cegados a la realidad. Quedamos fascinados con la Cenicienta, pero no con lo incómodo que sería usar zapatos de cristal por los próximos cincuenta años."

- Pamela Paul (Gen X)


Conjunto con mi adicción a la serie Homeland, me la he pasado los últimos dos días comiéndome las páginas de un libro que ha bendecido mi vida. Se titula: Rompiendo con el ciclo del divorcio de John Trent. Sí, tiendo a marcar un contraste. Como blanco y negro. Como mesa y manzana. 

La frase de Pamela Paul la tomé del libro de John Trent. Estoy maravillada. Ya sabemos que la familia es el nucleo de la sociedad. También sabemos que la familia compone la comunidad, la comunidad compone un país y los países componen el mundo. Por ende, como Efecto Mariposa, lo que haga en Puerto Rico se sentirá en Japón. 

Vengo de un hogar que forma parte de la estadística de divorcios. Quiero aclarar que no creo en el divorcio y que no lo veo como algo normal. Tiro a lo cursi. Creo que el matrimonio es para toda la vida. Pero para que se de algo así primeramente hay que estar conscientes de lo que significa. 

En julio de este año me casé con el amor de mi vida. David y yo estamos seguros que queremos estar juntos por siempre. También estamos consientes, desde antes de casarnos, que el matrimonio no es un cuento de Disney y que mucho menos resolverá los problemas que arrastramos de nuestra niñez y juventud. Un matrimonio (mal llevado) podría en fin, empeorar las cosas. Gracias a Dios pudimos desde un principio establecer las bases para llevar una relación sana y beneficiosa para ambos. Y no, no ha sido un cuento de hadas.

Mantener buenas relaciones es como hacer arte. Imagina que te sientas frente a un cuadro para dar inicio a la obra maestra de tu vida. En el proceso puede ser que te desvíes mientras añades y quitas, pero el fin es el mismo: crear algo que inspire.

Desde que conocí a David entendí lo que él inspiraba en mi vida. Sabía que no sería fácil pues definitivamente no tocó la puerta para probarme el zapato de cristal. Pero la meta era la misma: amar y ser correspondidos. Esa oración de cuatro palabras conlleva masiva profundidad, así como la de un iceberg. Una cosa es lo que dice en la superficie, otra es lo que representa en la profundidad. 

No fue cómodo poner las cartas sobre las mesas, pero logramos hacerlo. David viene de un hogar maravilloso. Sus padres y sus hermanos son personas que amo, admiro y respeto. De cierta forma ha sido un nuevo comienzo para Ianmarcos y para mi. Pertenecer a una familia imperfecta pero conjuntamente perfecta. Es decir, una familia de matrimonios para toda la vida.

En cambio, provengo de una familia en la cual el divorcio se ha dado por generaciones. Así que el libro  cayó como anillo al dedo. Si casi más de la mitad de las personas que se casan se divorcian, doy por sentado que no soy la única hija adulta del divorcio. 

En el socavón de un divorcio se dan muchas cosas. Mi objetivo es plasmar una verdad indiscutible: el divorcio no es algo normal. El divorcio afecta y enferma. Expreso libremente mi humilde opinión por muchas razones, la más importante es por que tengo fe en la humanidad. Mi prójimo me inspira a amar. Mi prójimo me inspira a luchar. Mi prójimo me inspira a perdonar.

Muchas veces soñamos con provocar grandes cambios en el mundo y perdemos de perspectiva lo que tiene real valor: la familia. Podría tener todo el oro del mundo pero si no tengo a Dios, a mi esposo y a mi hijo, nada tengo, nadie soy. 

A pesar de mis largas confrontaciones con la desconfianza, la culpa, las malas decisiones y la procrastinación, logré ver por encima de todo eso. Logré entender que aunque venga de un hogar en la ruina tengo la oportunidad de tener el hogar en la roca. Logré ser cautivada por la verdad.

Si les digo que logré esto por mi misma, mentiría. Fue junto a mi mejor amigo Jesús que rompí con ciclos que mantenían mi vida rumiando en la mendacidad. Delicias son las promesas de mi Padre. Desde el primer día David y yo entregamos nuestra relación a Dios. Oramos, presentamos y encomendamos nuestra unión a Su voluntad. 

Toparme con frases como la de Pamela Paul es disponer del combustible que satisface el carruaje de nuestro matrimonio. Una vez más escribo de la fascinación provocada por la esperanza que he puesto en Dios y la fidelidad que tengo asegurada en Él. 

Me quito el vendaje y a la fantasía devuelvo el zapato de cristal que durante largo tiempo guardé, esperando que su par se me fuera restituido.

"y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." - Jesus


¿Quién quiere que seas feliz?

Carolina


2 comentarios:

  1. Me encantaaaaaa!!! Quiero que sepas que hasta llore jajaja Exito con esto de escribir.. que puedas tocar muchos corazones que puedan ser libres con tus letra ;)

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    1. Muchas gracias Vivi. Aprecio de corazón tus palabras. ¡Bendiciones!

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